La Revolución Mexicana fue un movimiento social y político que sacudió al país entre 1910 y 1920, y que tuvo como protagonistas a personajes como Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Pancho Villa y Venustiano Carranza. Sin embargo, entre las filas de los combatientes también hubo historias menos conocidas pero igual de fascinantes, como la de Amelio Robles, el coronel transgénero que luchó con el ejército zapatista.
Amelio Robles nació en 1889 en Xochipala, Guerrero, con el nombre de Amelia Malaquías Robles Ávila. Desde niña mostró una personalidad rebelde e inconforme con el rol de género que le asignaron al nacer. Aprendió a manejar armas y caballos, actividades consideradas masculinas en esa época, y se enamoró de una compañera de colegio. A los 23 años, decidió unirse a la causa revolucionaria, no tanto por ideales políticos sino por una búsqueda de libertad personal.
Fue entonces cuando Amelia se transformó en Amelio, adoptando una vestimenta, un lenguaje y una actitud propios de los hombres. Pidió que se le tratara en masculino y que se respetara su nueva identidad. Se integró al Ejército Libertador del Sur, liderado por Emiliano Zapata, y participó en diversas acciones bélicas como mensajero, contrabandista de armas y víveres, combatiente y misionero especial. Su valentía y su lealtad le valieron el reconocimiento y el ascenso a coronel.
Amelio Robles no solo cambió su apariencia externa, sino también su documentación oficial. Logró que se le expidiera una nueva acta de nacimiento con su nombre masculino y que se le otorgara una pensión como veterano de guerra. Se casó con una mujer llamada Angela Torres y adoptó a una niña huérfana. Vivió hasta los 95 años en Chilpancingo, donde fue respetado y admirado por sus vecinos y compañeros de armas.
La historia de Amelio Robles es un ejemplo de coraje y determinación para vivir de acuerdo con su identidad de género, en un contexto histórico adverso y violento. Su caso no representa una generalidad en la tolerancia hacia las minorías sexuales y de género en la época revolucionaria, pues se enfrentó a algunas dificultades y sanciones sociales tras su transición. Sin embargo, también muestra que hubo espacios de aceptación y reconocimiento para este hombre trans que hizo historia.