Historia y datos oscuros de la guerra cristera
La guerra cristera fue un conflicto armado que enfrentó a las fuerzas del Estado mexicano con las de grupos católicos que se oponían a las leyes que restringían la libertad de culto y el poder de la Iglesia en el país. Esta guerra duró desde 1926 hasta 1929, aunque hubo algunos brotes posteriores en la década de 1930. En este artículo te contamos algunos aspectos históricos y datos oscuros de esta guerra que marcó la historia de México.
## Antecedentes
La guerra cristera tuvo sus raíces en el porfiriato, el período de más de tres décadas en el que gobernó Porfirio Díaz, quien otorgó grandes privilegios a la Iglesia católica, como el cobro del diezmo, la posesión de tierras y el control de la educación. La Iglesia apoyó al régimen porfirista y se opuso a los movimientos revolucionarios que buscaban cambios sociales y políticos.
La Revolución mexicana, iniciada en 1910, puso fin al porfiriato y dio paso a una serie de gobiernos que impulsaron una política anticlerical, basada en los principios liberales del siglo XIX. La Constitución de 1917 estableció la separación entre el Estado y la Iglesia, la educación laica, la prohibición del culto público fuera de los templos, la limitación de los derechos civiles del clero y la expropiación de los bienes eclesiásticos.
Estas medidas fueron resistidas por la Iglesia católica, que contaba con el apoyo de gran parte de la población, especialmente en las zonas rurales. La tensión entre el Estado y la Iglesia se agudizó durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, quien promulgó en 1926 la llamada Ley Calles, que regulaba el cumplimiento de los artículos constitucionales relativos al culto religioso y sancionaba con multas y cárcel a los infractores.
## La guerra
La Ley Calles fue considerada como una violación a la libertad de conciencia y una persecución contra la Iglesia católica por parte de los grupos católicos, que organizaron protestas pacíficas y boicots económicos. La Iglesia suspendió el culto público en todo el país y exhortó a sus fieles a defender sus derechos. Algunos sectores más radicales optaron por tomar las armas y formar milicias para enfrentar al gobierno.
Así comenzó la guerra cristera, que se extendió por tres años en varias regiones del centro y sur de México. Los cristeros eran principalmente campesinos pobres e indígenas, que se sentían marginados por el Estado y veían en la religión una forma de identidad y resistencia. Los cristeros luchaban bajo el lema "Viva Cristo Rey y Nuestra Señora de Guadalupe" y tenían como símbolo una cruz con las siglas JHS (Jesús Hombre Salvador).
El ejército cristero contó con el apoyo moral y material de algunos obispos, sacerdotes, religiosas y organizaciones católicas, como la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa (LNDLR) y los Caballeros de Colón. También recibió ayuda económica y armas desde Estados Unidos, donde había una fuerte presencia de católicos mexicanos exiliados.
El ejército federal tenía una superioridad numérica y logística sobre los cristeros, pero también enfrentaba problemas internos, como la corrupción, la indisciplina y las divisiones políticas. El gobierno contó con el apoyo de algunos sectores obreros, campesinos y socialistas, que veían en la Iglesia un obstáculo para el progreso y la justicia social.
La guerra cristera fue una guerra cruel y sangrienta, que dejó miles de muertos, heridos y desplazados. Ambos bandos cometieron